Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno fue un escritor y filósofo español perteneciente a la generación del 98 , un grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles.

A parte de ser un escritor y filósofo también intervino en la política varias veces. En 1914 el ministro de Instrucción Pública lo destituye del rectorado por razones políticas, convirtiéndose Unamuno en represariado de la oposición liberal. Seis años mas tarde es elegido por sus compañeros decano de la Facultad de Filosofía y Letras. Es condenado a dieciséis años de prisión por injurias al Rey, pero la sentencia nunca se llegó a cumplirse. En 1921 es nombrado vicerrector. Sus constantes ataques al rey y al dictador Primo de Rivera hacen que éste lo destituya nuevamente y lo destierre a Fuerteventura en febrero de 1924. El 9 de julio es indultado, pero se destierra voluntariamente a Francia; primero a París y, al poco tiempo, a Hendaya. Después de la caída del régimen de Primo de Rivera vuelve a Salamanca.

Después de la guerra civil Unamuno se arrepintió públicamente de su apoyo a la sublevación.
El día 12 de Octubre de 1936, se produjo un altercado en la Universidad de Salamanca entre Unamuno y el general Millán-Astray. Unamuno acudió sin la intención de hablar, pero las palabras del catedrático Francisco Maldonado de Guevara y del poeta José María Pemán hicieron que se exaltara. Unamuno se puso de pie y pronunció un apasionado discurso. Entre este destaca la frase:"Venceréis, pero no convenceréis". El general enfadado y sin palabras le respondió a gritos:"¡Viva la muerte! ¡Muerte a la inteligencia!" .

Unamuno como filósofo fue un gran enemigo de la muerte, decía que no quería morir porque simplemente no le daba la gana. Esta reivindicación de un ser humano con sus miedos y su necesidad de inmortalidad es el tema central de sus obras. En su obra  "La vida de Don Quijote y Sancho" aparece Don Quijote como una persona normal y seria, ya que este pensaba que la locura del personaje era lo que realmente lo hacia único. Mediante la frase " Yo se quien soy" pronunciada por el protagonista se pueden observar los rasgos citados previamente.

Surgió una anécdota entre el rey Alfonso XIII y Unamuno. El rey le dio La Gran Cruz de Alfonso X el Sabio y Unamuno dijo: "Me siento muy orgulloso de esta distinción que me concede y que verdaderamente merezco ".
El rey, sorprendido de su respuesta, contestó: "¡Qué curioso! Normalmente los premiados me suelen decir que no son merecedores de este premio" , a lo que el escritor responde: " Efectivamente, los otros premiados no lo merecían".